Nadal destroza a Djokovic, gana Roland Garros e iguala a 20 grandes con Federer

Rafael Nadal lo volvió a hacer y una vez más ha logrado tocar la gloria este domingo en París. Esta vez, sin embargo, llevándose una triple recompensa: 13 títulos de Roland Garros, 20 títulos de ‘Grand Slam’ y 100 victorias sobre la tierra de la capital francesa.

Novak Djokovic, el principal rival para ser el mejor de todos los tiempos, hincó la rodilla con un abultado resultado de 6-0, 6-2 y 7-5, en 2 horas y 41 minutos, y tras un último saque directo.

Roland Garros

No había dudas de que en casa de Rafael Nadal sólo manda Rafa. Ha necesitado tan solo 10 partidos en su superficie preferida para lograr su mejor versión de el mismo. Habían pasado nada más y nada menos que seis años, cuatro meses y tres días desde la última victoria del español sobre el serbio en el torneo. Fue en la final de 2014.

Antes del comienzo del partido, la lluvia aparecía en París y la organización se veía obligada a cerrar el techo. Nunca antes había jugado en esas condiciones el español en la capital francesa en sus 12 finales anteriores.

Rafael Nadal, algo que casi nunca suele pasar, saltó primero a la pista. Fue así porque el jugador de mejor ranking es el último en salir. Y ese era el serbio Novak Djokovic, el primer favorito del cuadro y número uno mundial.

El español fue presentado el primero y el speaker casi se queda sin voz al relatar todo su historial y trofeos en los Internacionales de Francia.

Tantas victorias en este torneo asustarían a cualquiera menos a Nole. El pupilo de Marin Vajda, con frío y humedad en el ambiente, tenía clara la táctica: dejadas siempre que pudiera. Conectó cuatro en el juego inicial cortando así el juego de Nadal.

Pero el español iba a lo suyo, luchaba cada punto como si fuera el último. Es la definición de su carrera. Primer asalto y primera rotura. Djokovic jugaba apurando al extremo ya que debía conectar remates cerca de la red por sus problemas en el hombro y el cuello. Con el mejor jugador de la tierra si no vas al límite, pierdes.

El revés cruzado, que tanto se reclamaba el ya campeón de 20 grandes, llegó en el momento oportuno y en el lugar adecuado: la Philippe Chatrier el último día de competición.

Cinco dejadas sumaba Djokovic cuando cedía por 2-0. Lo que normalmente es un recurso parecía una necesidad para el serbio. La pelota botaba poco, pero no había justificante para abusar de ese golpe contra alguien que corre bien hacia delante.

Una doble falta de Novak fue la antesala del segundo ‘break’ del partido. El marcador marcaba un 3-0 a los 20 minutos. La final tan esperada estaba siendo un verdadero espectáculo dado por un jugador, Rafael Nadal, por la concatenación de errores no forzados del tenista de Belgrado.

Novak parecía totalmente ausente. No se quejaba, no rompía la raqueta, no miraba con cara desafiante a su banquillo buscando algún tipo de explicación, no gritaba. Le fallaba el revés, su mejor golpe, y el español se dio cuenta desde el minuto uno.

El número 1 del mundo se fabricó las tres primeras opciones de rotura en el cuarto juego. Dos derechas y un revés ganador de su rival le dejaron con las ganas. Las condiciones provocaron más de un resbalón por las líneas en las idas y venidas por la pista central.

A los 41 minutos, el marcador ya era de 5-0. Nadal no bajaba el ritmo y Djokovic dejaba escapar un 40-0 para estrenar su casillero de juegos.

Rosco en el primer set para empezar

El rosco estaba al caer y cayó con un servicio directo del balear. Era el 107 de su trayectoria, el tercero en la presente edición de Roland Garros, y el segundo ante Novak. Anteriormente lo había dejado a cero en la final del Masters 1.000 de Roma 2019.

Rafael Nadal es tan superior sobre tierra batida que huye de las supersticiones: buscaba su decimotercer título en estas tierras llegando a la final con 13 horas y 13 minutos en sus piernas. Había cometido dos errores no forzados en un primer set para recordar.

El número 1 del mundo seguía sin aparecer y la gran duda era saber si iba a hacerlo. La mayoría de sus nueve dejadas se habían quedado en el intento. Todo el mundo había comentado el duelo como la final más complicada para Rafael Nadal, incluso su propio tío y mentor Toni Nadal. El reloj seguía su curso y todo seguía exactamente igual.

Pasada casi 1 hora

El balear cedería el primer juego del partido a los 55 minutos del encuentro y después de desperdiciar tres opciones para lograr la cuarta rotura. Djokovic estaba contra las cuerdas cuando ni tan siquiera se había llegado a la mitad de la segunda manga. Tenía tan solo un 43 por ciento de primeros saques y un 37 por ciento de puntos ganados con el segundo servicio.

El cuarto y el quinto ‘break’ del español caería inmediatamente después. Los 1.000 afortunados espectadores presentes se habían quedado a cuadros ante la gran diferencia entre los dos finalistas. Rafael Nadal sumaba tres errores no forzados, rozaba casi la perfección.

Los habituales y eficaces restos de Djokovic a los pies de sus oponentes se iban más allá de la línea de fondo. El número 1 del mundo miraba al cielo buscando una inspiración o algún tipo de milagro. Su rendición parecía llegar en el quinto juego. Salió entonces por fin su carácter ganador. Se pasó de un 3-2 y saque para Nadal a un 4-3 para Nole. Por primera vez levantaba el puño y gritaba, pero una doble falta en el undécimo juego le sentenciaría.

Vídeo resumen del partido